Only love let?s us see normal things in an extraordinary way.
Aquà estoy …… Perdida en la luz de la luna, que se cuela en mi ventana…
Llueve. Rejas transparentes encerrando el paisaje.
La plaza del barrio se llenó de charcos. Saltan s entre ellos. La dama del rojo clavel sale, como escapando de la casa de J……, ya no extraña ni la pared única de yeso, ni la luz de la ventana que muchas veces desde el este la iluminó.
No siente la lluvia, camina como una estela, casi etérea y sin perfume, con su atuendo aún no terminado.
La mirada fija y distante en ese mundo que no se parecÃa al que ella conoce. Demasiados ruidos parecÃan golpear a su rostro, de sonrisa suave, casi congelada.
Salió para buscarlo, a él a su J……… Ya no resistÃa su ausencia . El ya no la pincelaba con amor, con los colores nacidos de un arte que olÃa a pasión.
A su rojo clavel prendido en su sien le faltaban algunos pétalos y él tenÃa la culpa, pero lo habÃa perdonado.
Le pareció vivir una injusticia eterna el no encontrarlo y hasta sentÃa el frÃo de los arroyos en sus espaldas.
Ella no habrÃa existido asÃ, esplendorosa si no fuese por él, no habrÃa alcanzado sus formas armoniosas si no fuese por J……..
!Ah, J……., cómo lo extrañaba! ¿Adónde estaba? TenÃa que encontrarlo, por eso salió a buscarlo, por todos los puntos cardinales, por toda la ciudad, por las avenidas arboladas, por las sendas peatonales extraviadas de letreros y música. Ya no sabÃa qué estrategia usar para encontrarlo. No querÃa perderlo. No se animaba a preguntar por él.
Sola, asà sola, casi inmutable lo buscarÃa hasta el cansancio, hasta el lugar más recóndito y estaba muy decidida,
CorrÃan las horas, ya no llovÃa y no quiso volver a la casa, sin haber encontrado a su J……... Empezó a caminar por un camino bordado con pinos y llegó hasta la orilla del mar , recorrió con su mirada la inmensidad mientras una brisa suave la acariciaba , se mantuvo inmóvil hasta el amanecer a la espera de El, Su J….. , su hombre.
No pudo llorar, dolida se retiró ansiando llegar a la casa de J……..
Otra vez a esa pared de yeso, en ese lienzo donde él la habÃa creado, frente a un enorme atril, junto a los pinceles y las pinturas que no pudieron terminar sus atuendos , ni algunos pétalos del rojo clavel...